Nueva constitución. la incertidumbre sobre el destino de chile
- Héctor Alonso Pérez
- 3 sept 2022
- 7 Min. de lectura
"1. Chile es un Estado social y democrático de derecho. Es plurinacional, intercultural, regional y ecológico. 2. Se constituye como una república solidaria. Su democracia es inclusiva y paritaria."
Así empieza el artículo primero, del borrador final, de la nueva Constitución Política de la República de Chile, que será votada por la ciudadanía este domingo 04 de septiembre, pero cuyo escenario es bastante incierto.
Primero que nada, debo reconocer que hasta hace días no estaba muy empapado del tema, sin embargo, fue a partir de una nota que vi en el diario El País (pulsar para ver nota) que decidí buscar información sobre la situación. En dicha noticia, se reportaba lo sucedido durante uno de los eventos en favor del apruebo de la Nueva Constitución, donde se realizo un performance que desató la polémica, y que fue usado por quienes rechazan el proyecto para atacar y descalificar la Nueva Constitución.
Antes de esto yo creía que todo marchaba muy bien, pero indagué más a fondo, empecé por las coberturas que estaban haciendo los medios internacionales de mayor prestigio; posteriormente, me contacté con dos colegas periodistas chilenos que me platicaron lo que ellos observaban. Tiempo atrás, yo sólo había visto un video de la BBC (el cual dejo enseguida) donde destacaba los principales cambios propuestos, y que me pare muy completo.
La cobertura de medios internacionales sobre el tema, me parece completa y equilibrada, al menos así lo he visto en la BBC, El País, DW y France 24. Por lo que si quieren ahondar más en el tema, les recomiendo empezar por ahí, y seguir las coberturas que seguramente harán el día domingo.
En este sentido, los dos colegas con los que platiqué, una abiertamente a favor y otro en postura más neutral (decía él), coincidieron en que quienes están por el rechazo, han realizado una gran campaña mediática, apoyándose en sus relaciones con los principales medios chilenos, como El Comercio, y la cual se ha distinguido por un abierto odio y desprecio por la nueva carta fundamental.
Aunque, como destaca el colega que está a favor, este diario no se ha lanzado abiertamente contra la propuesta, si ha realizado una cobertura desigual sobre las dos posturas, pues, siempre han resaltado los puntos más negativos (que ni siquiera fueron aprobados), y minimizan los principales aciertos, lo cual denota el bando que tomo el periódico.
Es innegable que está Nueva Constitución implica un cambio radical para Chile, y como anotan mis dos colegas, pareciera que se quieren cambios, pero no tan fuertes. Estos giros han provocado múltiples resistencias, como era de esperarse, por parte del establisment, esas personas que se han beneficiado del viejo modelo, heredado de la dictadura de Pinochet.
Aunque, como me señaló el colega del apruebo, quienes rechazan la propuesta buscan algunos puntos para justificar su crítica al texto, pero en el fondo lo que les molesta es el avance de los derechos sociales y de los pueblos originarios, no asimilan que el poder se pueda redistribuir.
"Una de las cuestiones en las que pecamos de ingenuos fue en no dimensionar adecuadamente la respuesta y la incidencia que iba a venir desde los poderes fácticos que defienden el statu quo" declaró Jaime Bassa, exvicepresidente de la Convención Constitucional, a CNN Chile.
Esto en el sentido de que en ningún momento se pensó que fuese tanta la resistencia contra el Apruebo y, como es evidente, todo cambio radical que afecte a las élites, provoca una respuesta fuerte para evitarlo. Mi colega del apruebo destaca que la campaña del no apruebo empezó desde el momento en que se instaló el constituyente, es decir, hace más de un año, a diferencia del apruebo, que inició en mayo, como decía la ley.

"Parte de las personas que se han inclinado hacia el Rechazo, son actores políticos que se benefician de las actuales estructuras de poder y que no quieren cambiar" Jaime Bassa.
Ahora bien, algunos de los principales cambios que propone la Nueva Constitución, y que son los que más han criticado los sectores de derecha (y algunos del centro o centro-izquierda), se encuentran por ejemplo en el artículo primero.
El hecho de que se declarara al Estado como social, plurinacional, ecologista, inclusivo y paritario, ha provocado que a la derecha casi le de un infarto. El avance en el reconocimiento de los derechos sociales es innegable, sobre todo si toma en cuenta el modelo chileno, el experimento neoliberal en América Latina.
Quienes critican el texto no quieren que termine el Estado Subsidiario, pues, en la Nueva Constitución, el Estado empieza a asumir su obligación para garantizar derechos, y el sector privado deja de ser el proveedor. El Nuevo Estado chileno jugaría un rol esencial en temas como la educación, las pensiones, la salud, la vivienda, el trabajo, el medio ambiente y el agua.
Les detractores consideran que se ha entregado un exceso derechos a los pueblos originarios, pues se reconoce la autonomía de los mismos (lo que según la derecha, provocará la división de la nación) y el reconocimiento de sus usos y costumbres. El tema de los derechos de las mujeres, en especial su representación en todos los órganos del Estado y en derechos reproductivos y sexuales, tampoco ha sido bien recibido por estos sectores.
El Estado Social implica una gran ruptura en la tradición política chilena, heredada de la dictadura, pues, el Estado empieza a tener un papel más activo, deja de ser mero observador del libre mercado. Otro punto importante es la cuestión ecologista, sobre todo en un país tan extractivista como Chile, todo justificado en nombre del progreso y el desarrollo, paradigma que podría cambiar radicalmente.
Aquí habría que preguntarse si en realidad el modelo, que se presumía como ejemplo para América Latina, era tan bueno ¿por qué sucedió aquel Estallido Social en octubre de 2019? ¿Si todo iba tan bien por qué la gente dijo basta? ¿Por qué la llegada de Boric? ¿Por qué un 80% de la población votó por una nueva Constitución?
Otras críticas vienen a los cambios en el sistema judicial, que buscaría reconocer mecanismos de justicia de los pueblos originarios y la creación del Consejo de Justicia; además, en lo político, se sustituye al Senado por una Cámara de las Regiones, que tendría un funcionamiento totalmente distinto. Para aminorar las críticas, me cuentan mis colegas, hasta el presidente, Gabriel Boric, ha prometido impulsar algunas reformas a la Nueva Constitución, en caso de resultar aprobada. Esto, buscando lograr mayores consensos y disminuir el panorama de incertidumbre.
Cabe destacar, que este ejercicio democrático tiene carácter de obligatorio, situación, me comentan, no sucedía desde hace más de 10 años. Esto implica que todes les votantes están llamades a votar, de lo contrario, enfrentarán sanciones administrativas. Esta situación abona más a la incertidumbre, pues no se sabe con certeza, hacia donde inclinará su voto la población que generalmente se abstiene.
Es difícil saber qué sucederá este domingo 04 de septiembre, lo cierto es que una buena parte de las encuestas apuntan a una elección muy cerrada, con ligera ventaja del No Apruebo. Pero la moneda aún está en el aire, y creo que sería muy aventurado decir un posible resultado, aunque, en lo personal, es más que evidente que me emociona mucho la posibilidad de que el lunes, Chile despierte con una Nueva Constitución.
Aún y con esta incertidumbre, sólo hay dos escenarios posibles, cada uno de ellos platea retos para la nación suramericana. Por un lado, si gana el Apruebo, falta un largo camino para la discusión y aprobación de las leyes secundarias, las cuales se tendrían que aprobar antes del 05 de marzo de 2026 (aunque para las más urgentes se contaría con sólo 3 meses, a partir del 12 de septiembre). Por otro lado, si gana el No Apruebo, sería difícil lograr los votos para una nueva reforma constitucional que permita volver a iniciar otro proceso Constituyente, por lo tanto, se condenaría a que todo se mande al archivo.
Es evidente que la población chilena quiere una Nueva Constitución, pero parece que no les ha agradado mucho esta propuesta. Pero no debemos olvidar que ha habido una fuerte campaña de desinformación, que busca incidir para que gane el No Apruebo, y que parte del miedo a no "convertirse" en Venezuela, o incluso Argentina, me señalan mis colegas.
Negociar y aprobar las leyes secundarias, sería mucho más fácil que tratar de impulsar un nuevo Constituyente, mientras tanto, la incertidumbre hace de las suyas. Pero quienes han gobernado Chile antes, también han estado presentes en la campaña. Michelle Bachelet ha sido la única en llamar a votar a favor; Eduardo Frei Ruiz-Tagle se ha pronunciado por el rechazo; Ricardo Lagos no ha querido emitir su opinión, sin embargo, cuando aún se discutía el texto, llamó al consenso de las fuerzas políticas y; Sebastián Piñera tampoco se ha pronunciado por ninguna opción, aunque es evidente que está por el No Apruebo.
Ya por último, pero no menos importante, me gustaría destacar que en el lado simbólico, el Apruebo también significaría muchísimo. Recordemos, que estamos a días de que se cumplan los 49 años del golpe de Estado que dieron los militares, y que significó la instalación de la dictadura, uno de los episodios más crueles de la historia chilena.
En 2023 serán 50 años del golpe militar a Ignacio Allende, y llegar a esa fecha con una Nueva Constitución, que termine, de una vez por todas, con el legado de Pinochet, significaría mucho para la memoria histórica de aquel país. Terminar de enterrar de una vez por todas al dictador, eso sería un fuerte mensaje para quienes se han beneficiado del modelo, agotado, que se resiste a morir.
Por esta ocasión es todo, espero les haya gustado el texto. Me despido, pero espero sus comentarios, opiniones y sugerencias.
Por cierto, a continuación les dejo la papeleta, dada a conocer por la autoridad electoral chilena, que se utilizará para este ejercicio; también les dejo la entrevista completa a Jaime Bassa y; un enlace para que se descarguen, si gustan, la Nueva Constitución.

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